jueves, 27 de noviembre de 2014

La Medalla Milagrosa, 2ª Aparición de la Virgen María a Santa Catalina Labouré

Aparición de la Virgen de la Medalla Milagrosa



Historia

El 1830 es un año clave: Tiene lugar en Rue-du-Bac, París, la primera Aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "Era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales. Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima...

Antecedentes:

La novicia Sor Catalina estaba presente cuando trasladaron los restos de su fundador, San Vicente de Paul, a la nueva iglesia de los Padres Paúles, a sólo unas cuadras de su noviciado. En esta capilla, durante la novena, Catalina vio el corazón de San Vicente en varios colores. De color blanco, significando la unión que debía existir, entres las Congregaciones fundadas por San Vicente. De color rojo, significando el fervor y la propagación que habían de tener dichas Congregaciones. De color rojo oscuro, significando la tristeza por el sufrimiento que ella padecería.

Oyó interiormente una Voz: “El corazón de San Vicente está profundamente afligido por los males que van a venir sobre Francia.” La misma Voz añadió un poco más tarde: “El corazón de San Vicente está más consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos Congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe.”


Visiones del Señor en la Eucaristía:

Durante los 9 meses de su noviciado en la Rue du Bac, sor Catalina tuvo también la Gracia especial de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento. El Domingo de la Santísima Trinidad, 6 de Junio de 1830, el Señor se mostró durante el evangelio de la Misa como un Rey, con una Cruz en el Pecho. De pronto, los ornamentos reales de Jesús cayeron por tierra, lo mismo que la Cruz, como despojo despreciable.  Inmediatamente —escribió sor Catalina— tuve las ideas más negras y terribles: Que el Rey de la Tierra estaba perdido y sería despojado de Sus vestiduras reales. Sí, se acercaban cosa malas.


18 de Julio de 1830
Primera Aparición de la Virgen:

Narra Santa Catalina:

Nos habían distribuido a las novicias un pedazo del roquete de lino de San Vicente. Yo corté la mitad y me lo tragué, durmiéndome con el pensamiento de que San Vicente me obtendría la gracia de ver a la Santísima Virgen. En fin, a las once y media de la noche, oí que me llamaban por el nombre: ‘¡Hermana mía! ¡Hermana mía!’ Despertando, corro la cortina y veo un niño de cuatro o cinco años, vestido de blanco, que me dice: ‘Ven a la Capilla; la Santísima Virgen os espera.’

Me vestí deprisa y me dirigí hacia el niño, que permanecía de pie. Yo lo seguí, siempre a mi izquierda. Por todos los lugares donde pasábamos, las luces estaban encendidas, lo que me sorprendía mucho. Sin embargo, quedé mucho más asombrada, cuando entré en la Capilla: la puerta se abrió; mas el niño la había tocado con la punta del dedo. Y mi sorpresa fue aún más completa cuando vi todas las velas y candelabros encendidos, lo que me recordaba la Misa de media noche.

El niño la llevó al presbiterio, junto al sillón destinado al Padre Director, donde solía predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo al lado derecho.

La espera le pareció muy larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen. Miraba ella con cierta inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.

Por fin, llegó la hora. El niño me previno: '¡He aquí la Santísima Virgen! ¡Aquí está Ella!'

Yo oí como un ligero ruido de vestido de seda, que venía del lado del presbiterio, cerca del cuadro de San José, y que posaba sobre los escalones del altar, del lado del Evangelio, en una silla igual a la de Santa Ana.

Sor Catalina en el fondo de su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina de los Cielos, pero el niño le dijo: ‘Mirad a la Virgen’. Le era casi imposible describir lo que experimentaba en aquel instante, lo que pasó dentro de ella, y le parecía que no veía a la Santísima Virgen.

Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre más enérgico y con palabras muy fuertes: ‘¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que más Le agrade?’

Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodillé en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen. Fue el momento más dulce de vida —afirma la santa—. Me sería imposible expresar todo lo que sentí.

Ella me dijo cómo debía portarme con mi director, la manera de comportarme en las penas y acudir (mostrándome con la mano izquierda) a arrojarme al pie del altar y desahogar allí mi corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad. Entonces le pregunté que significaban las cosas que yo había visto (el significado de todas las apariciones y revelaciones que había tenido de San Vicente y del Señor), y Ella me lo explicó todo.

Nuestra Señora me dijo:

“... Hija Mía, el buen Dios quiere encargaros una misión. Tendréis mucho que sufrir, mas superaréis estos sufrimientos pensando que lo hacéis para la Gloria del buen Dios. No te faltarán contradicciones; mas te asistirá la Gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Verás ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración.

Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases.”

(Al decir esto, la Santísima Virgen tenía un aire muy apenado).

“Pero venid al pie de este altar. Aquí las Gracias serán derramadas... a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.

Deseo derramar Gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades, a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que está encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. Él deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la Regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes.

Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido; entonces Yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás Mi Visita y la Protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades…

Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas…

(Lágrimas en Sus Ojos).

El Clero de París tendrá muchas víctimas. Morirá el Señor Arzobispo.”

Hija Mía, será despreciada la Cruz, y el Corazón de Mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangre por las calles.

(La Virgen no podía hablar del Dolor, las Palabras se anudaban en Su garganta; Semblante pálido).

El mundo entero se entristecerá.”

Ella piensa: ¿Cuándo ocurrirá esto? Y una Voz interior asegura:

“Cuarenta años y diez, y después la Paz.”

La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.


Todas las profecías se cumplieron:

1.  La misión de Dios pronto le fue indicada con la revelación de la Medalla  Milagrosa.

2. Una semana después de esta Aparición estallaba la revolución. Los revoltosos ocupaban las calles de París, saqueos, asesinatos, y finalmente era destronado Carlos X, sustituido por el ‘rey ciudadano’ Luis Felipe I, gran maestro de la masonería.

3.  El Padre Aladel es nombrado en 1846, Superior de las Hijas de la Caridad, establece la observancia de la Regla, y hacia la década del 60 otra comunidad femenina se une a las Hijas de la Caridad.

4.  En 1870 (a los 40 años) llegó el momento del gran peligro, con los horrores de la Comuna y el fusilamiento del Arzobispo, Monseñor Darboy, y otros muchos Sacerdotes.

5.  Sólo queda por cumplir la última parte.


27 de Noviembre de 1830
Segunda Aparición de la Virgen:

Cuatro meses habían transcurrido desde la Primera Aparición de Nuestra Señora, que dejara en Santa Catalina profundas añoranzas y un inmenso deseo de volver a ver a la Madre de Dios. He aquí cómo en sus manuscritos la propia novicia de las Hijas de la Caridad narra la Segunda Aparición:

El día 27 de Noviembre de 1830... Vi a la Santísima Virgen. Era de estatura mediana, estaba de pie, vestida con un traje de seda blanco aurora, hecho a la manera que se llama á la Viergé, con mangas lisas y un velo blanco que le cubría la Cabeza y descendía de cada lado hasta abajo. Bajo el velo, vi Sus cabellos lisos, separados en el medio, y por encima un bordado de más o menos tres centímetros de altura, sin flecos; esto es, apoyado ligeramente sobre los cabellos. El Rostro bastante encubierto, los Pies apoyados sobre media esfera, y teniendo en las Manos una esfera de oro, que representaba el Globo. Tenía las Manos a la altura de la cintura, de una manera muy natural, y los Ojos elevados al Cielo... Aquí Su Rostro era magníficamente bello. Yo no sabría describirlo... Y poco después, de repente, percibí, en esos dedos, anillos con piedras, unas más bellas que las otras, unas mayores y otras menores, que lanzaban rayos, a cual más bello. Partían de las piedras mayores los más bellos rayos, siempre ensanchándose hacia los extremos, llenando toda la parte de abajo. El globo de oro se desvaneció de entre las Manos de la Virgen. Sus Brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de Luz seguían cayendo sobre el globo blanco de Sus Pies. Yo no veía más Sus Pies...

En ese momento en que estaba contemplando, la Santísima Virgen bajó los Ojos, mirándome fijamente. Una Voz se hizo oír, diciéndome estas Palabras:

“La esfera que ves representa el mundo entero, especialmente Francia... y cada persona en particular...”

Aquí yo no sé expresar lo que sentí y lo que vi, la belleza y el fulgor, los rayos tan bellos...

“Estos rayos son el símbolo de las Gracias que Yo derramo sobre las personas que Me las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.”

Me hacía así comprender cuánto es agradable rezar a la Santísima Virgen y cuánto Ella es generosa con las personas que le rezan; cuántas Gracias concede a las personas que le ruegan; qué alegría Ella siente concediéndolas...

En ese momento, se formó un cuadro en torno de la Santísima Virgen, un poco ovalado, donde había en lo alto estas palabras: 'Oh, María, Sin Pecado Concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos', escritas en letras de oro. (...) Entonces, una Voz se hizo oír, que me dijo:

“Haced, haced acuñar una Medalla con este modelo. Todas las personas que la usen recibirán grandes Gracias, llevándola en el cuello. Las Gracias serán abundantes para las personas que la usen con confianza...”

En ese instante, el cuadro me pareció volverse, y ahí vi el reverso de la Medalla. En él aparecía una M, sobre la cual había una Cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los Corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una Corona de Espinas, y el segundo traspasado por una Espada. En torno había doce estrellas.


Diciembre de 1830 – Enero de 1831
Tercera y Cuarta Aparición:

La misma Aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia finales de Diciembre de 1830 y principios de Enero de 1831.

Con el mismo vestido color de aurora y el mismo velo, la Virgen María se hacer ver, sosteniendo nuevamente un globo de oro, rematado por una pequeña cruz. De los mismos anillos, adornados de piedras preciosas, irradiaba con intensidades diversas, la misma Luz: Es imposible expresar lo que sentí —decía ella— y todo cuanto comprendí en el momento en que la Santísima Virgen ofrecía el Globo a Nuestro Señor.

Estando ocupada en contemplar a la Santísima Virgen, una Voz se hizo oír en el fondo de mi corazón: ‘Estos rayos son el símbolo de las Gracias que la Santísima Virgen obtiene para las personas que se las piden. Esas líneas deben ser colocadas como leyenda debajo de la Santísima Virgen.’

Yo estaba de buenos sentimientos, cuando todo desapareció como algo que se apaga; y me quedé repleta de alegría y consolación.

Así concluye el ciclo de las Apariciones de la Santísima Virgen a Santa Catalina, que recibe, no obstante, un consolador Mensaje:

“Hija Mía, de ahora en adelante no Me veréis más. Sin embargo, oiréis Mi Voz durante la oración.”

Preocupada por saber lo que era necesario poner del lado reverso de la Medalla, tras muchas oraciones, un día, en la meditación, me pareció oír una Voz, que me decía:

“La M y los Dos Corazones son bastante elocuentes.”


La acuñación de las primeras Medallas

El Padre Aladel, confesor de Santa Catalina, a quien ésta, todo relataba, se mostraba frío e incrédulo, considerándola soñadora, visionaria, alucinada.

Transcurrieron dos años de tormento: "Nuestra Señora quiere... Nuestra Señora está descontenta... es necesario acuñar la Medalla", —le insiste la Santa—.

Por fin, después de consultar al Arzobispo de París, Monseñor de Quélen, que le anima a llevar adelante la empresa, el Padre Aladel encarga a la Casa Vachette las primeras 20.000 medallas, en 1832.

La ejecución de las medallas iba a comenzar, cuando una epidemia de cólera, venida de Rusia a través de Polonia, irrumpió en París el 26 de Marzo, en pleno Carnaval, segando vidas, como en un sobrecogedor cántico fúnebre... En un solo día, hubo 861 víctimas mortales. En total fueron registradas oficialmente 18.400 muertes. En realidad, hubo más de 20.000.

Las descripciones de la época son aterradoras: en cuatro o cinco horas, el cuerpo de un hombre en perfecta salud se reducía al estado de un esqueleto. En un abrir y cerrar de ojos, jóvenes llenos de vida tomaban el aspecto de viejos carcomidos, y poco después, no eran sino cadáveres.

En los últimos días de Mayo, cuando la epidemia parecía menguar, se comienza a acuñar las primeras Medallas. En la segunda quincena de Junio, sin embargo, un nuevo brote del tremendo castigo duplica el pánico del pueblo... Finalmente, el día 30, la casa Vachette entrega las primeras 1.500 medallas, que son distribuidas por las Hijas de la Caridad y abren el cortejo sin fin de las gracias y de los milagros.

La Medalla se llamaba originalmente: ‘De la Inmaculada Concepción’, pero al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente ‘La Medalla Milagrosa’.


martes, 18 de noviembre de 2014

Novena Perpetua a la Virgen de la Medalla Milagrosa


Novena Perpetua a la Virgen de la Medalla Milagrosa

Novena Perpetua a la Virgen
de la Medalla Milagrosa

La Señal de la Cruz
  Por la Señal de la Santa Cruz,
  de nuestros enemigos,
  líbranos, Señor, Dios nuestro.
  En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Invocación al Espíritu Santo:
¡Ven, Espíritu Santo! Llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
V:    Envía Tu Espíritu para darnos nueva vida.
R:     Y renovarás la faz de la Tierra.

Oremos:             
¡Oh, Dios, que instruyes los corazones de Tus fieles con la Luz del Espíritu Santo! Concédenos saborear las cosas rectas según ese Tu Espíritu y gozar para siempre de Sus Divinos Consuelos. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.  [1]

V:     ¡Oh, María, Sin Pecado Concebida!
R:     Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.
         (TRES VECES)


ORACIÓN

TODOS: ¡Oh, Jesús! / Que Te has dignado glorificar con innumerables milagros / a la Bienaventurada Virgen María / Inmaculada desde el primer instante de Su Concepción, / concédenos / que los que imploramos Su protección en la Tierra / podamos gozar eternamente / de Tu Presencia en el Cielo. / Tú, que con el Padre y el Espíritu Santo / vives y reinas, / Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh, Jesús! / Que para realizar Tus mejores obras / escogiste las cosas débiles del mundo, / a fin de que ninguna se gloriase ante Tu Presencia, / y que para aumentar y difundir la fe en la Inmaculada Concepción / de Tu Madre / quisiste que la Medalla Milagrosa / se manifestara a Santa Catalina Labouré, / concédenos, / que llenos de esa humildad, podamos glorificar este misterio / con alabanzas y obras.  Amén.


Memorare
San Bernardo de Claraval, Francia (1090-1153)

Acuérdate, ¡oh, Piadosísima Virgen María!, que jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a Ti, implorando Tu Protección o reclamando Tu Auxilio, hayan sido de Ti abandonados. Animado (a) por esta confianza, yo también acudo a Ti, ¡oh, Virgen, Madre de las Vírgenes y Dulce Madre mía!, y gimiendo bajo el peso  de mis pecados, me postro a Tus Pies. ¡Oh, Madre del Verbo!, no desprecies mis súplicas, antes bien, óyelas y despáchalas favorablemente. Amén.

ORACIÓN

TODOS: ¡Oh, Inmaculada Virgen María, / Madre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre nuestra!, / llenos de viva confianza en Tu poderosa Intercesión, tantas veces manifestada por la Medalla Milagrosa, estos Tus amantes y fieles hijos, / Te suplicamos nos consigas las gracias y favores / que Te pedimos durante esta Novena, / si han de ser para el bien de nuestras almas / y de aquellas por las cuales Te pedimos. (Menciónese aquí la Gracia que se desea obtener).

¡Oh, María!, / bien sabes, / cuántas veces nuestras almas han sido morada de Tu Divino Hijo, / quien detesta la iniquidad. Consíguenos aversión al pecado / y pureza de corazón que nos una a Dios / y así, todos nuestros pensamientos, / palabras y obras / sirvan únicamente para Su mayor gloria. Consíguenos, también, / el espíritu de oración y abnegación, / para que por medio de la penitencia / recobremos lo que perdimos por el pecado, / y podamos llegar finalmente a la bendita morada donde eres Reina de los Ángeles y de los hombres. Amén.


Acto de Consagración a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

TODOS: ¡Oh, Virgen, Madre de Dios, / Inmaculada María!, / nos ofrecemos y consagramos a Ti, / bajo el Título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que esta Medalla sea para cada uno de nosotros, / prenda del Amor que nos tienes, / y nos recuerde nuestros deberes para con Contigo. Que siempre que la llevemos / nos bendiga Tu amorosa protección, / y nos conserve en la gracia de Tu Hijo.

¡Oh, Virgen poderosa, / Madre de nuestro Salvador!, / consérvanos siempre a Tu lado / en todos los instantes de nuestra vida. Concede a estos Tus hijos, / la gracia de una buena muerte, / para que en unión Contigo / podamos gozar para siempre de la entera felicidad. Amén.

V:     ¡Oh, María, Sin Pecado Concebida!
R:     Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.
         (TRES VECES)






[1] Indulgencia de cinco años. Indulgencia Plenaria bajo las condiciones usuales, si se reza esta oración cada día por un mes. Enchiridion Indulgentium, 287.



sábado, 1 de noviembre de 2014

Apariciones aprobadas de la Virgen María en Heede, Alemania

Apariciones de la Virgen María, Reina del Universo


Heede es un pueblito alemán a orillas del Ems, en el estado de Niedersachsen (Baja Sajonia), cerca de la frontera con Holanda. Entre el 1° de noviembre de 1937 y el 3 de noviembre de 1940, la Santísima Virgen María se Apareció más de cien veces en Heede a cuatro niñas de entre 12 y 14 años: Anna Schulte, Greta Gansferth (1996), Margaret Gansferth, y Susanna Bruns (1994). Se manifestó bajo doble advocación de Reina del Universo y Reina de las pobres almas del Purgatorio…

Había estallado la segunda guerra mundial, la Gestapo, ante la afluencia de público, intervino prohibiendo aquellas reuniones e internando a las cuatro jovencitas en el hospital de Götingen. De allí pronto salieron para sus casas, al demostrarse que se encontraban en perfecto estado de salud. A partir de entonces las Apariciones fueron en distintos lugares, que ellas marcaban con una señal en la piedra. Posteriormente las cuatro videntes tuvieron que incorporarse al ejército alemán como enfermeras. Pero en 1945 hubo nuevas Apariciones, esta vez de Jesús a Margaret Gansferth.

El obispo de Osnabrück, nombró una comisión formada por dos Sacerdotes diocesanos opuestos a los hechos, para que hicieran una investigación veraz y exhaustiva. Luego de un tiempo declararon: “Poseemos pruebas inequívocas e irrefutables acerca de la verdad de estas Apariciones de Jesucristo.” El informe diocesano aprobó el carácter sobrenatural de los hechos. Luego fue enviado a Roma para su estudio por parte de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe.


Relato de las Apariciones:

Por noche del 1º de noviembre de 1937, cerca el cementerio parroquial, Margaret Ganseforth, de trece años, y su hermana Grete (estigmatizada en la primavera 1939 y fallecida el 27 enero de 1996), de once años, salen de la Iglesia donde se celebraba el día de Todos los Santos. Repentinamente perciben a una treintena de metros una ‘luminosidad que flota’ a un metro del suelo, luego ven una ‘forma luminosa’ asemejándose a una silueta de mujer. Asustadas, vuelven a entrar en la Iglesia.

Otra niña, Anni Schulte, sorprendida deja la Iglesia, explora el lugar indicado por Margaret y Grete, y ‘ve a la Virgen y al Niño’. La ceremonia finaliza. Maria y Grete, acompañadas de Anni y Adele Bruns, quince años, y de su hermana Susanne (fallecida el 22 septiembre de 1994), deciden ir de vuelta hacia el cementerio.

¡Está allí, entre los dos cipreses!, exclama Margaret. La Aparición sigue siendo silenciosa. Las niñas ven, excepto Adele, que impaciente dice: “Volvamos a entrar a la casa, no creo en estas historias”, dijo.

Margaret y Grete cuentan el hecho a su madre que alerta inmediatamente al Padre Staelberg, cura de la parroquia. Al día siguiente, a la misma hora, la ‘Dama’ aparece pero sin el Niño Jesús, las manos juntas en rezo. Un rumor corre en el pueblo.

La tercera Aparición tiene lugar el 5 de noviembre de 1933. Se interroga a las cuatro niñas. La Virgen Aparece de pie sobre una nube blanca ‘azulada’, dentro de una ‘aureola luminosa, oval, que la rodea sobre una anchura de 30 ó 40 cm’. Tiene el aire de tener dieciocho o diecinueve años. Sus Ojos son azules, como los del Niño Jesús. Lleva una ‘corona dorada ricamente trabajada, un largo vestido blanco ajustado al talle por un cordel’. Un ‘velo blanco no transparente’ cae de cada lado ‘haciendo algunos pliegues’ y oculta su cabello. ‘Sobre Su Mano izquierda, cubierta por el velo, se sienta el Niño Jesús’. Ella levanta el Brazo, precisan las niñas."

El 7 de noviembre siguiente, sobre las 18:30 horas, entre 4.000 y 5.000 personas rodean a las videntes. Varios Sacerdotes presencian la Aparición. El día después, más de 7.000 personas vuelven al lugar. Las autoridades civiles prohíben al Padre Staelberg acompañar a las niñas.

Ese día, el padre Herkenhoff está allí: "Repentinamente, las niñas caen de rodillas, todas juntas, sin que una u otro haya hecho una señal a sus compañeras." Plantean a la Aparición varias preguntas [...] al cabo de un cuarto de hora, durante el cual siguieron estando constantemente rígidas, los ojos fijos sobre un punto preciso y sin contestar siquiera cuando les hablaban, Grete observa repentinamente al costado. Les pregunto, cómo está la Madre de Dios, ambas me responden con una expresión especialmente triste: “La Madre de Dios estaba muy triste y muy luminosa.”

El 5 de abril de 1939, Margaret está sola en la Aparición: Vi a la Madre de Dios directamente ante mí, a dos metros de mí y le pedí: ¿Madre, cómo querrías que se Te honre?

Como Reina del Universo y Reina de las Almas del Purgatorio.

¿Por qué rezo deseas ser honrada?

Por las Letanías de Lauretanas.

En mayo, la Virgen aparece 13 veces, incluidas dos veces en la ubicación inicial, en pleno día (el 6 y 12). El 12 de mayo, Grete preguntó: Vamos a tener enfermedades?

No todavía.

—¿Debemos venir aquí cada día?

Sí.

A continuación, el número de las Apariciones disminuye.

El 21 enero y 12 de septiembre de 1940, las niñas la ven de nuevo. El 19 de octubre siguiente preguntan si curará a qué enfermos.

Sólo curaré al que venga con una intención derecha.

Les da un ‘Secreto’ destinado al Papa:

¡No lo dirán, mas que al Santo Papa de Roma!

El Mensaje se pone en un sobre sellado que se transmite a Pío XII por intermedio de Mons. Berning.

El 3 de noviembre de 1940, hacia las 20:30 horas, la Virgen Aparece por última vez. Da un ‘Secreto’ a cada niña y luego Su anuncio:

Ahora, Mis queridas niñas, Yo las bendigo en este adiós. ¡Sigan siendo buenas y fieles a Dios! Recen a menudo y de buen grado el Rosario [...] Me voy al Cielo.


La Investigación y Consagración:

La investigación se alarga. En 1941 no se sustituye a dos miembros de la comisión que se mueren y el 23 de julio de 1942, Monseñor Berning expresa su posición durante la homilía pronunciada in situ: “De Heede brotó una rica bendición. Pude constatar que la Devoción Mariana aumentó de manera extraordinaria [...] yo comprobé [...] que la vida Sacramental, en particular, ha florecido de manera extraordinaria en su parroquia.”

El 3 de febrero de 1943 el prelado envía un informe positivo al Santo Oficio, luego nombra una nueva comisión teológica el 7 de marzo de 1946. Autoriza los fieles a colocar en el cementerio parroquial una estatua de “María Reina del Universo”, hecha según las indicaciones de las videntes. Después de su muerte, en 1955, Monseñor Wittler, su sucesor, autoriza la construcción de un Oratorio en el cementerio.

El 3 de junio de 1959 se aprobaron estas Apariciones.

En 1973 se permite la Adoración Eucarística nocturna, el Primer Sábado de cada mes en la Iglesia parroquial. Los enfermos son bendecidos el lunes de Pentecostés.

El 22 de agosto de 1977, la nueva Iglesia “María Reina del Universo” es consagrada.

En el 2000, el obispo Franz-Joseph Hermann Bode, Obispo diocesano, eleva a las dos Iglesias de Heede a la categoría de Santuarios diocesanos.

Al año siguiente, los alemanes eligen en Heede como fecha de la Fiesta de su Santuario el segundo domingo en junio.



Mensajes de la Virgen María y Jesús en Heede

Son un nuevo llamado a la conversión y una grave advertencia al mundo. Una síntesis de los Mensajes de María en Heede es:

“Yo soy la Señal de Dios Vivo. Pongo la Señal en la frente de Mis hijos. La estrella del infierno perseguirá Mi Señal, mas Mi Señal prevalecerá sobre el infierno. El mundo tendrá que agotar hasta las heces el cáliz de la Cólera Divina por sus pecados innumerables, que han herido al Sagrado Corazón de Jesús (...)”

"El furor de la estrella del infierno sobrepasará en violencia y causará devastación terrible, porque ya sabe que su tiempo es corto (...) ¡Rueguen y sacrifíquense por los pecadores! (...) ¡Recen el Rosario! No pidan tanto por las cosas exteriores (...) De ustedes depende acortar el período de las tinieblas (...) Oren siempre. Recen el Rosario. Hagan sus peticiones al Padre por medio de Mi Corazón Inmaculado (...) El Padre Eterno amenaza con una desgracia terrible a todos los que rechazan Su Voluntad.”

“Es Mi voluntad que Mi Mensaje sea dado a conocer literalmente. Un grupo pequeño entenderá el Mensaje correctamente y se llevará a cabo. La mayor parte de la gente no hará caso de él, sino que lo rechazará y se resentirá de él. ¡Pero no teman! Estoy con ustedes. Estos tiempos requieren de expiación. Si ustedes rezan, Yo cuidaré el resto".

Una síntesis de los Mensajes de Jesús en Heede, a Margaret Gansferth (a partir de 1945) es:

“La humanidad no ha escuchado a Mi Santa Madre Aparecida en Fátima para exhortar a hacer penitencia. Ahora vengo Yo Mismo en esta última hora para amonestar al mundo.”

"Los tiempos son graves. Hagan, por fin, penitencia los hombres por sus pecados. Aléjense de todo corazón del mal y oren, oren mucho para que se aplaque la Ira de Dios. Recen con frecuencia el Rosario, esa plegaria que tanto puede ante Dios. Menos diversiones y pasatiempos.”

“Estoy muy próximo. La Tierra temblará… Será terrible. Un Juicio en pequeño. Pero ustedes no teman. Yo estoy con ustedes. Se alegrarán y Me lo agradecerán. Los que esperan tienen Mi Ayuda, Mi Gracia y Mi Amor. Mas, para los que no están en estado de Gracia será espantoso. Los Ángeles de la Justicia están ya diseminados por los cuatro puntos cardinales. Yo Me daré a conocer al género humano. Todas las almas Me reconocerán como su Dios. Faltan cinco minutos para las doce. ¡Yo vengo, estoy a las puertas! La humanidad se lamentará.”

“Lo que ocurrirá será terrible, como jamás se vio desde el principio del mundo. Vengo Yo Mismo y manifestaré Mi Voluntad (...) Hijas Mías, vengo pronto, muy pronto. La Santísima Virgen María y los Coros de Ángeles intervendrán en todos estos acontecimientos. El infierno se cree seguro de su victoria, pero Yo se la arrebataré de las manos. Permitiré que lluevan sobre el mundo desventuras, pues de este modo se salvarán muchos. Bienaventurados aquellos que lo sufren todo por aquellos que Me ofenden. Yo vengo y Conmigo vendrá la Paz. Con un pequeño número de elegidos edificaré Mi Reino. Éste vendrá como relámpago, repentinamente, más pronto de lo que se piensa…”

“Los hombres rehúsan Mi Misericordia, Mi Amor y Mis Méritos. La humanidad es peor que antes del diluvio, agoniza en la ciénaga del pecado. El odio y la codicia guían sus corazones. Todo es obra de satanás. Esta generación merecería ser aniquilada, pero solamente mirando a los justos dejaré que triunfe Mi Misericordia.”

“La humanidad reconocerá Mi Poder y Yo les mostraré Mi Justicia y Mi Misericordia. Mis queridos hijitos; la hora se aproxima más y más. Rueguen incansablemente y no serán confundidos. Yo reúno a Mis elegidos. Convergerán al mismo tiempo desde todas las partes del mundo y Me glorificarán. Yo vengo. Felices los que están preparados; felices los que Me escuchan.”